Vivimos en una sociedad que de manera pública condena la promiscuidad pero en la intimidad la celebra. ¿Qué dice la ciencia sobre tener varias parejas?
LAS VENTAJAS DE LA PROMISCUIDAD
La OMS estima que una persona es promiscua si tiene más de dos parejas sexuales por cada seis meses. Suponemos que, al pertenecer al ambiente swinger, estás dentro de esa categoría (o quizás eres swinger de bajo impacto).
Aunque socialmente el saltar de cama en cama es un acto condenable, especialmente para las mujeres, nuestra moral puede afectar negativamente nuestra capacidad para entender la sexualidad propia y ajena, una de las consecuencias lógicas de intimar con parejas diversas.
Algunas investigaciones han arrojado resultados llamativos que cuestionan la monogamia y abren las posibilidades de una sexualidad libre, responsable y consciente para quienes estén en soltería o emparejados.
Aquí tres factores para considerar una vida libertina:
- Aumenta tu autoestima: la intimidad con otras personas nos permite reconocer el poder de nuestra desnudez, nos libera de prejuicios propios y permite que conozcamos el mapa de nuestras zonas de placer. Una única pareja jamás nos dará tanta información sobre nuestra anatomía como tener varias,
- Es campo de aprendizaje: ampliar nuestro panorama sexual nos hace seres más completos y, al conocer diversos cuerpos y mentes, variedades de deseos y fetiches, nos permitimos explorar todo el menú que esta maravillosa vida nos ofrece en términos de erotismo.
- Aprendes sobre ITS: no podemos negar que un gran placer conlleva una gran responsabilidad. Llevar un estilo de vida promiscuo requiere de un gran conocimiento de los riesgos que conlleva y, de igual manera, una necesidad imperante de realizarse exámenes periódicos para identificar posibles infecciones de transmisión sexual. Si andaremos brincando de cama en cama, lo ideal es que nos informemos.
Abrir nuestro menú de parejas sexuales requiere un alto grado de sensatez, pues también podemos poner en riesgo nuestra integridad y la de nuestras parejas, especialmente cuando estamos casados y hay hijos. A nadie le hará bien un contagio ni un explosivo conflicto de pareja producto de los celos o la negligencia. Las exploraciones de todo tipo requieren un grado considerable de consciencia para no caer en la trampa del libertinaje indiscriminado y desordenado.